Briatore tiene un plan para que Colapinto debute en el Alpine en la primera carrera de la temporada.
Publicado: 11 / 01 /2025Veinte millones de dólares. Esa es la montaña de billetes que Williams exigía por el pase del fenómeno argentino Franco Colapinto. El implacable James Vowles, mandamás de la escudería británica, nunca se atrevió a desmentir la cifra que comenzó a circular entre los medios, como un eco urgente de la inmediatez y las promesas del automovilismo. La llegada de Colapinto a Alpine promete ser más que un simple número: podría convertirse en el traspaso más alto jamás registrado para un novato, superando incluso el impacto del fichaje de Lewis Hamilton por Ferrari en enero de 2024. Mientras tanto, Flavio Briatore, el astuto consejero ejecutivo de Alpine, guarda en secreto cuánto costó realmente el acceso al talento del argentino; el silencio es su mejor estrategia.
Desde la mirada fría de Dorilton Capital, el fondo que rige los destinos de Williams, la urgencia por recuperar la inversión es imperativa. Aunque la cifra final tal vez haya sido menor a esos 20 millones, es evidente que la meta es asegurar el retorno rápido de lo invertido. Con Colapinto, Williams no solo espera fondos frescos, sino también una inyección de energía en su escudería; su presencia es un faro que atrae patrocinadores y promesas.
Colapinto llega a Alpine escoltado por pesos pesados: Globant, YPF y Mercado Libre son solo algunos de los gigantes que respaldan su marcha. En el erigido y elitista mundo de la Fórmula 1, una silla en un equipo privado puede costar alrededor de 17 millones de dólares. La venganza deportiva no se mide solo en velocidad o puntos. El riesgo que asume Briatore es mínimo; los patrocinadores cubrirán con creces su inversión inicial. Las cifras son frías, pero el potencial de Colapinto es ardiente.
El 8 de diciembre de 2024, horas después del Gran Premio de Abu Dhabi, LA NACION fue el primer medio argentino en desvelar que Williams había dejado caer la caña de pescar, con diferentes propuestas en la mesa de Briatore. La habilidad del zorro italiano, siempre veloz y calculador, parece haberse manifestado una vez más, pues en el paddock qatarí, una semana antes de Abu Dhabi, desmentía charlas con Williams, y apenas días después, estaba frente a un documento de trabajo crucial. Vowles, por su lado, consultó a su círculo cercano: Matthew Savage, Darren Fultz y James Matthews, quienes sostienen los hilos invisibles del negocio de la Fórmula 1.
Una inquietante pregunta surgió de los fines financieros que podía amenazar a la escudería: “¿Cuál sería el precio mínimo para desprenderse de Franco?” Con un crecimiento desorbitado en los costos por accidentes, Williams se enfrenta a un dilema: ¿merece la pena arriesgar un talento de su calibre? Su falta de acción podría afectar el valor del joven piloto, y sin él, el equipo sufriría la escasez de patrocinadores que el argentino tan vitalmente atrae.
La presencia de Colapinto se vuelve crucial en un panorama donde los costos operativos de Williams se elevan hacia los 215 millones de dólares en 2025. Con la entrada de Audi y sus aspiraciones desmesuradas, Williams necesita a Colapinto en pista, para que corra lo más pronto posible y su talento se transforme en beneficio tangible.
Mientras tanto, al australiano Jack Doohan, hijo del grande Mick Doohan, le crecen las ganas de permanecer al volante. Pero en la voraz mente de Briatore, la estrategia será clara. Colapinto tomará el mando, y los movimientos serán orquestados con precisión para asegurar su presencia en la primera carrera en Australia o, tal vez, en Shanghái.
Briatore vive por cazar oportunidades, siempre con el instinto de un gran depredador. Ya lo hizo con corredores como Michael Schumacher y Fernando Alonso. El tiempo está contándole cada segundo, y sino tarda demasiado, podría repetir su historia. Colapinto será su carta de triunfo en un tablero donde las apuestas son cada vez más elevadas.